El sexo, como cualquier otra actividad física, puede provocar lesiones a lo largo de todo tu cuerpo. Según un estudio de Medical Insurance (Estados Unidos) un tercio de las personas del planeta se lesiona o sufre algún tipo de accidente durante el acto sexual.
Por otra parte, se estima que cada día 240 millones de personas tienen sexo y el 33% de ellas se lesiona, lo que daría como resultado 80 millones de practicantes sexuales diarios al hospital. El servicio sanitario colapsado por el sexo… Vamos, que a una de cada tres personas del planeta les falta práctica o son auténticos salvajes en la cama.
Pero, ¿cuáles son las lesiones más comunes? Según el estudio anteriormente citado, los desgarros musculares encabezan esta lista de accidentes sexuales. En ellos se incluyen los más típicos como forzar la elasticidad del cuerpo y querer pasar las piernas por lugares donde, en tu día a día, no podrías colocar físicamente. También se incluyen desgarros vaginales, anales y hasta del propio pene.
Las malas posturas en la cama suelen causar la segunda dolencia más común tras el coito que se traduce en lumbalgias y los dolores cervicales. Las contusiones suelen ser bastante típicas durante el acto sexual, en particular los golpes en la cabeza por el cabecero. Todo un clásico.
Camuflado en comedia, la película ‘Tres bodas de más’ dramatiza una fractura de cuello hasta el punto de provocar una parálisis dorsal. Un exceso de efusividad lo tiene cualquiera.
Las raspaduras por fricción en codos y rodillas contra la moqueta o por hacerlo en el suelo también pueden hacerte pasarlo mal así como las fracturas de dedos o muñecas por una masturbación mal efectuada.
Otros más comunes, que por suerte no precisan de asistencia sanitaria, suelen ser los calambres, sobre todo en piernas y pies. Son molestas y pueden poner fin a la noche.
En otro grupo entrarían las lesiones infligidas con intencionalidad, aunque ése es otro tema por ser consentidas. Para las infecciones de transmisión sexual solo existe una cura, la prevención, la protección anticonceptiva y la seguridad personal.
Bromas aparte, merece la pena tomar precauciones antes de experimentar con la pareja y no dejarse llevar por el calentón, descuidando tu cuerpo y el de tu pareja. Aunque parezca excesivo, realizar unos calentamientos antes de probar cosas nuevas te puede ayudar a tener una experiencia más satisfactoria y, ¡sin lesiones! Siempre puedes hacerlo mientras comenzáis con los preliminares para hacerlo más ameno.