Una posible encuesta al género varonil acerca de qué les gusta más entre el coito y la felación haría dudar a más de uno. Recibir sexo oral es uno de los grandes placeres del sexo, por lo que para muchos se convierte casi incluso en un derecho dentro de un encuentro íntimo. Si efectivamente es un derecho, aquel afortunado que lo recibe ha de asumir a su vez unas responsabilidades para que ambas partes estén de acuerdo y conformes con el rol interpretado en cada ocasión.
A diferencia del área genital femenino, que es interno, los hombres tienen tanto testículos como pene en zonas externas, si bien este motivo no implica que se deban seguir indicaciones muy distintas entre chicos y chicas que van a ser agraciados con sexo oral. Los varones no están obligados a pasar por la ducha y el jabón justo antes de pasar a la acción, pero no hay duda de que la higiene básica es imprescindible para que haya fellatio.
Además de ponerse regularmente bajo el agua y descubrir las beldades del gel, se les recomienda ser un poco más minuciosos en las zonas más íntimas de su anatomía. El perineo, uno de los puntos más excitantes del cuerpo masculino, colinda con el ano, así que ambas partes deberán estar bien limpias para que pueda extraérseles el máximo placer posible.
El vello púbico también debe estar medianamente cuidado para que el sudor no lo convierta en un lugar desagradable, mientras que en el pene como tal también es adecuado tener cierto decoro. Dentro del prepucio, presente en el miembro de los hombres no circuncidados, se suele concentrar el esmegma, una sustancia blanca que se genera naturalmente. Cuando pasa cierto tiempo, al concentrarse en ese punto, da paso a pésimos olores y abre la puerta a todo tipo de infecciones.
La solución más recomendable para eliminar esta secreción es, a la hora del baño, retirar el prepucio hacia atrás -con cuidado- y aplicar agua delicadamente en la cabeza del pene. Una vez fuera de la ducha es aconsejable secar con atención el área genital, ya que de poco sirve la higiene en el agua si después no se culmina la limpieza a base de toalla.
El olor del semen
En cuanto al aroma que desprende el semen como tal, se ha de tener en cuenta que cada persona es como es, su organismo funciona de una manera y que no hay normas uniformes que se puedan aplicar cual manual matemático. A su vez, hay que destacar que la persona que practica el sexo oral tiene un particular sentido del olfato y distintos gustos, así que el semen de un mismo chico puede resultar agradable a la nariz de una persona y un total asco para otras.
La búsqueda de un olor atractivo exige hacer una parada en los vegetales. Una alimentación con altas dosis de frutas y verduras, con especial protagonismo para los cítricos, es un buen prefacio de cara al perfume seminal. Por contra, el alcohol, el tabaco y otras drogas son un auténtico crimen en lo que respecta al sabor y aroma del semen. En esta faceta coinciden ellos y ellas en lo referido a sus respectivos aparatos reproductores: frutas sí, drogas no.
El semen, una vez es expulsado, realiza reacción química con el aire, de ahí que su consistencia y fragancia se vaya alterando a medida que pasan los segundos. Los espermatozoides que lo integran se encuentran en un nuevo entorno y no son capaces de morir, de ahí que huelan también distinto. Los líquidos seminales son resultado de la suma de diferentes sustancias, cada cual con sus características, por lo que también cuenta con una esencia muy particular y variable en función del sujeto en cuestión.
Una vez cumplidos estos consejos se vivirá una felación mucho más disfrutada por las dos -o varias- personas que la conformen. Por si hiciera falta, ya que los sudores en esas zonas son incontrolables, siempre es buena idea hacer una parada en los aseos para, con un poco de agua y jabón, poner rumbo al sexo y al placer. Por cierto, queda claro que si se han asumido estos cuidados de cara al sexo oral, hay que prestar mucha más atención en el coito. La protección es fundamental para que el final sea feliz.