Me llamo Carlos, tengo 26 años y soy un chico transexual. Sí, transexual. Y no, ser transexual no significa que “antes fuese una chica y ahora soy un chico”. Significa que, cuando nací, me asignaron un sexo con el que nunca me he sentido identificado.
Algún día os contaré mi proceso y cómo he llegado hasta el momento actual: ser quien siempre he sido y quien siempre he querido ser. Pero, por ahora, dejemos de hablar de mí… Que ya habrá tiempo de eso.
Antes de ahondar en la realidad trans, hay conceptos que debéis conocer previamente. Como por ejemplo, el sexo biológico.
∙ Sexo biológico: Es aquel que se nos asigna al nacer basándose en nuestros genitales (hembra/macho).
∙ Sexo psicológico o sexo sentido: Es aquel con el que cada persona se siente identificada, y puede estar o no estar en concordancia con el sexo biológico.
∙ Identidad de género: Todas las personas tienen una, y está estrechamente ligada al sexo sentido. ¿Por qué? Porque la identidad de género es cómo se autopercibe o visualiza cada persona (como mujer, como hombre, ambos, ninguno…).
Seguramente os haya sorprendido que una persona se pueda sentir de ambos sexos o de ninguno, pero eso ya habrá tiempo de explicar eso en próximos artículos. Si sexo biológico y sexo sentido coinciden, estamos hablando de una persona “cisexual” (atención a este concepto, queridxs lectorxs, es importante que lo conozcáis).
En cambio, si sexo biológico y sexo sentido NO coinciden, se trata de un persona “transexual”. Por otro lado, no debemos confundir la identidad de género con la orientación sexual**. La orientación sexual es la atracción física/emocional/romántica que tenemos hacia las personas. Es decir, qué nos gusta.
Entre las diferentes orientaciones encontramos la heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad/pansexualidad, asexualidad, etc. Aunque la identidad de género y la orientación sexual son dos conceptos diferentes, pueden mezclarse entre sí. ¡Son totalmente compatibles!
Por eso también hay personas trans que son lesbianas, gais, bisexuales/pansexuales, asexuales, etc.
Por último, solo me queda deciros que podéis seguirme en mi canal de Youtube ‘Carlos Nacher’ si queréis más información sobre cuestiones trans. Y si os encanta el contenido, podéis agregarme a Facebook, Twitter e Instagram. Y recordad: La transexualidad no es una enfermedad. La transfobia, sí. ¡Hasta pronto!
● Nota n.1 del autor: El uso de la “x” no es una errata. Obedece al empleo de un lenguaje no sexista, además de no especificar el sexo/género, para que así todxs lxs lectorxs se pueden sentir cómodxs.
● Nota n.2 del autor: Uso la palabra “orientación” y no “tendencia”, “preferencia”, “opción”, “inclinación” porque no las veo adecuadas; además de incorrectas.
Autor: @carlosnacher.