El significado del Bukkake

En esto del sexo no está todo inventado, pero no será por falta de ganas. Cada persona disfruta a su manera y recurre a prácticas en muchos casos históricas que, en la actualidad, se considerarían una auténtica burrada. Una de las acciones más controvertidas de la materia sexual es el bukkake, que consiste en que a una persona, sea mujer o varón, se ve rodeada por un número de hombres que eyaculan sobre ella tras estimularse o individualmente o con la ayuda de quien se encuentra en el centro.

Más allá de lo excitante o asqueroso que se considere este acto, que deja a la altura del betún el pavoneo de quienes presumen de haber participado en tríos, cuartetos y quintetos, el bukkake procede de Japón y tiene más de 2.700 años de historia. Quizá a algún nipón le apeteciera juntarse con sus colegas de la época y culminar sobre algún infortunado/ada, pero todo tiene un origen mucho más aristocrático.

Durante la dinastía japonesa del VII siglo antes de Cristo a las mujeres que las sorprendían siéndoles infieles a sus parejas se les castigaba con la multiplicación de la falta cometida. ¿Que han sido pilladas con otro hombre? La reacción era atar a esa fémina a un poste y que cayera sobre ella el semen de varios varones para que aprendiera la lección.

Por si fuera poca la penalización, el padre de la mujer era quien llevaba la iniciativa. La humillación incluía practicar felaciones y masturbar a todos los hombres que se pasaran por allí, que se solían propasar con tocamientos a la infiel. 

De Japón al porno

Muchos siglos después e independientemente de que a alguna de las millones de personas que han pasado por el planeta durante tanto tiempo le apeteciera recibir el semen de varias personas sobre su piel, fue la pornografía quien recuperó el bukkake. Los pornógrafos japoneses escarbaron en sus libros de Historia durante los 90 de la pasada centuria para intentar derrotar a las estrictas normas de censura impuestas por el país asiático.

Como la ley marcaba que no se podían reproducir actos sexuales explícitos con penetración ni mostrar los genitales o el vello púbico de los participantes, a los directores se les ocurrió que la culminación de la eyaculación se llevara a cabo sobre el rostro o la piel de una persona. En aquel entonces ya eran populares los vídeos de orgías o sexo en grupo, así que había cimientos sobre los que asentarse.

Las particularidades del bukkake implican que las actrices femeninas que aceptan verse rodeadas por los varones y recibir su semen sean las mejor pagadas de la industria. Uno de los aspectos más polémicos de este tipo de práctica sexual y pornográfica es que se puede considerar vejatorio hacia quien recibe lo que hace 2.700 años era un castigo o humillación.

Este juego sexual no deja de ser una filia sexual, una afinidad muy popular dentro de las diversas corrientes sexuales que abundan en la actualidad. Originalmente, las primeras filmaciones de estas acciones estaban protagonizadas por mujeres vestidas de colegialas, un aspecto que no extraña dada la popularidad de esa caracterización entre el público japonés.

Bukkake y caldos

En cuanto a la etimología de esta expresión tan extendida en la actualidad, los conocedores de la lengua nipona sabrán que la palabra en cuestión proviene de la voz bukkakeru,  que significa arrojar agua o salpicar. Lo cierto es que el término hace justicia a lo que se realiza en la actividad sexual que ocupa estas líneas.

Además, para aumentar lo anecdótico de la situación, la palabra bukkake se utiliza en Japón para hablar de un plato muy común al otro lado del mundo. La vianda se prepara al verter caldo caliente sobre fideos, de ahí que al gurú porno que en los 90 buscase nuevas posibilidades se acordara de esa comida.

Como siempre en estas situaciones, el consentimiento de los implicados es la clave para que se pueda ejecutar cualquier tipo de práctica sexual. Como el bukkake es como es, de realizarse debe hacerse con cuidado y sin pretender humillar a la persona del centro de ese círculo vicioso. 

Imagen de portada: Wikipedia.org.