Increíble la cantidad de opiniones diferentes acerca del efecto que tienen las tetas operadas en la vida de las personas, no solamente de quienes las llevan consigo, sino también de sus parejas.
Realicé una encuesta entre conocidas que oscilan entre los 25 y 42 años, cuyas tetas son sintéticas, y quienes mantienen relaciones sexuales (para su fortuna la mayoría), sobre si disfrutan su vida íntima de igual modo que antes de tenerlas o si aumentó el placer una vez que salieron del quirófano literalmente con unas copas de más.
Algunas expresaron que cuando el sexo ya era bueno de por sí con cierta pareja, éste siguió siendo igual de bueno; otras en cambio, dijeron que al ellas sentirse más apetecibles y sexis, los encuentros mejoraron en todos sentidos y adjudicaron esto a que su autoestima mejoró y por tanto su seguridad y actitud. Ese comportamiento cambió desde la manera en que se visten ahora (la ropa interior y los escotes), con lo cual el sexo se tornó genial. En lo que sí coincidieron fue en que ni una sola de ellas se arrepentía de haberlo hecho.
De manera que después pregunté entre otro grupo, hombres y mujeres, sobre si prefieren mirar y hacerlo con una chica que tenga tetas operadas y aquí es donde las respuestas fueron aún más disparejas: hubo quienes se declararon aficionados de los pechos grandes, sin importar el origen de los mismos; hubo también quienes aseguraron que no les pone nada lo artificial y postizo; y a otro pequeño grupo de personas les daba un poco igual, siempre que el desempeño en la cama y la conexión marchara, nada podría interponerse para llegar a la cima ardiendo de placer. Claro que a muchos les dio por responder que si la chica no tiene tetas, un buen culo lo compensa. Para gustos están los colores.
Varias mujeres mencionaron sentirse mucho más cómodas montándose en su pareja porque antes de tener los implantes sus senos eran más blandos y se colgaban, tanto que incluso evitaban la tan placentera posición y a partir de contar con ellos se colocan done les da la gana al sentirse más seguras. Una fue la chica que confesó que se sintió muy extraña con unos senos que parecían pelotas firmes y perfectas siempre; por eso y porque comenzó con dolor de espalda por el peso, decidió quitárselas en una segunda cirugía.
Así pues, llegamos a la conclusión de que el tema de las tetas es un mundo aparte, de hecho no podría siquiera decir cuál es mi postura al respecto (en definitiva arriba sí), pero en este asunto de a favor o en contra de los implantes no me decido aún. Lo cierto es que me parece debe ser una decisión personal porque las cosas que se deciden para toda la vida así creo que deberían ser, sin que nadie interviniera. Pero si su intención es, amables lectores, complacer al otro o estrenarse de jinete, ¡venga ya! A por un par de copas.
Autora: @Monikashantale