#Freebleeding, adiós a las compresas y los tampones

Todas las mujeres que menstrúan se habrán visto más de una vez en esta tesitura: despertarte por la mañana, ver que tu tampón/compresa te ha traicionado y que tu colchón parece un cruce entre la Matanza de Texas y un cuadro de Jackson Pollock. Pero no hace falta levantarse para descubrir que la simpática chica de la menstruación ha vuelto. Practicar deporte o una regla adelantada pueden causar que esa ropa interior tan mona no vuelva a ser la que era.

La prima Inés (la que viene cada mes) siempre ha sido un tema tabú y algo ‘pecaminoso’. La vergüenza por manchar la ropa, porque nadie vea que has cogido un tampón/compresa de tu bolso o por hablar de ello son asuntos que, aún hoy, siguen estando en las mentes de muchas mujeres.

¿Os acordáis de ella? Porque ella de nosotras sí | Fuente: Mamis y Bebés

En respuesta a esta situación nace el free bleeding o sangrado libre. Esta corriente consiste en no utilizar compresas, tampones, copas menstruales o cualquier otro producto de higiene íntima durante la menstruación. Aparentemente no parece algo cómodo o práctico y lo primero que viene a la mente es la imagen de unas piernas cubiertas de sangre, amén de la cantidad de lavadoras que habrá que poner. Sin embargo, el sangrado libre, como todo en esta vida, tiene sus trucos.

Las que lo utilizan dicen sentirse muy empoderadas y en sintonía con su cuerpo. El free bleeding no solo busca acabar con el estigma social de la regla, sino no emplear ningún artificio en un proceso natural como es este. Es necesario recordar que las compresas rara vez son ecológicas y que los tampones suelen dejar residuos dentro de la vagina, además de la contaminación que ambos suponen para el medio ambiente.

Manos a la regla: free bleeding

Las expertas en sangrado libre aseguran que, para dominar este arte, es necesario conocer tu cuerpo y tu ciclo, algo que se consigue poco a poco y que los artículos de higiene íntima no permiten. Una vez conseguido, cada mujer sabrá que días y en que momentos sangra más. Por supuesto, la sangre no sale a chorro como si de un grifo se tratase y explican que la expulsión se puede controlar al igual que se hace con la orina.

El segundo paso requiere también un poco de práctica. Mediante el control del suelo pélvico, la menstruante podrá retener o expulsar la sangre a voluntad. Es decir, si una nota que le ha bajado la regla en la cola del supermercado, puede contraer el músculo pubocoxígeo para evitar pérdidas hasta que pueda llegar a la intimidad de un baño y soltar la escarlata carga.

Un control preciso del suelo pélvico se consigue con los ejercicios de Kegel, una gimnasia sencilla y de corta duración que tiene también sus beneficios en el terreno sexual. Las bolas chinas también pueden ser de ayuda. En definitiva, un suelo pélvico en forma permite abrir y cerrar las paredes vaginales según le plazca a su propietaria.

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“El útero avisa siempre, lo que pasa es que no solemos escucharlo. Cuando está listo para vaciar suelen entrarnos ganas de orinar, pero sin la urgencia que las acompaña normalmente; si hacemos caso y vamos al baño como si fuésemos a orinar, veremos que soltamos sangre.

Otro aviso es una sensación parecida al dolor en el bajo vientre propio de los días de menstruación; cuando eso suceda, repetimos: vamos al baño y expulsaremos sangre”, explican desde lacopamenstrual.com, a lo que añaden, “lo único que tenemos que tener en cuenta es que debemos relajar todos los músculos del cuerpo, sobre todo los de la boca y la vagina (muy relacionados entre sí)”.

El free bleeding es una práctica muy personal, un conocimiento mutuo entre el útero y su dueña que requiere de paciencia y práctica. Algunas recomiendan el uso de bragas de la regla, una prenda íntima que retiene la sangre sin necesidad de usar compresas u otros artículos, durante el proceso de aprendizaje. Pero lo más importante de sangrado libre es precisamente eso, la libertad de que cada mujer pueda elegir como quiere gestionar su menstruación sin que se la juzgue o estigmatice.

Fuente imagen de portada: Metro

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