Hay muchas personas a las que no les va el rollo y eso de escuchar música mientras follan no es para ellos. Pero seamos sinceros, en algunas ocasiones el tándem música-sexo es perfecto. Las notas musicales y el ritmo de determinadas canciones, o las letras, pueden hacer que una relación que se prometía algo mediocre suba de nivel y el ambiente acabe más caldeado.
Por eso, en El Sexo Mandamiento hemos pensado que lo mejor es proponer cuatro canciones que, además de dar el toque picante a una noche de pasión, ilustran a la perfección las fases que se suelen dar en una relación sexual.
Seducción: International lover – Prince
En 1999, Prince (también conocido como El símbolo), presentaba un disco homónimo en el que se encontraba la canción International lover. Esta pieza de poco más de seis minutos y medio de duración es, quizá, una de las canciones modernas que más sensualidad desprenden. Desde luego es perfecta para cualquier tipo de encuentro romántico-erótico-festivo.
Esta sensación no solo se experimenta por la música e instrumentos que acompañan la melodía, sino por la genial interpretación de este príncipe que parece susurrarte al oído para que te atrevas a montar en sus Prince Airlines. El cantante incita a volar con él hasta el más absoluto placer. Hacia la mitad de la canción puede escucharse nítidamente como Prince llega al orgasmo y al culmen mismo del tema. Mientras la canción sigue sonando y el coro hace las voces, él te va susurrando poco a poco cómo va a ser el vuelo y, creedme cuando os digo que habrá turbulencias, pues esto es solo el principio.
Esta canción se llevó un Grammy a la mejor interpretación masculina de R&B.
¿Os atrevéis a volar a bordo del Satisfaction 747?
Fantasía: Di mi nombre – Rosalía
Una vez que se ha cumplido la fase de la seducción y ya se tiene claro que se ha venido a follar, lo siguiente es descubrir esas filias y fobias que todo el mundo tiene. ¿Quién mejor para representar eso que la reina del mainstream estos días?
Aunque Rosalía quiere mostrar lo tóxica que puede llegar a ser una relación, Di mi nombre es una canción que claramente habla del éxtasis que se puede producir en la cama. Esto queda más claro aún cuando ves el videoclip del tema. La cantante no deja de bailar, saltar y retorcerse sobre una cama en un plano secuencia que deja al descubierto sus intenciones.
Vale que frases como “átame con tu cabello a la esquina de tu cama que aunque el cabello se rompa haré ver que estoy atá» pueden simbolizar el dolor que causa una relación de dependencia, pero también puede estar hablando perfectamente de BDSM. No son pocas las personas a las que les pone ser “maltratados” en la cama, siempre con consentimiento.
Esta canción tiene el ritmo perfecto para que empiece el baile.
Sexo: Mitad y mitad – Kase. O
No obstante, una vez que se ha descargado la pasión inicial, se entra en una fase de exploración. La fase conocida como: voy a hacértelo todo… muy lento. Ahí es donde entra en juego el rey del verso aragonés: Kase. O.
Como con la canción de Prince, en Mitad y mitad queda muy claro que el rapero está hablando de follar. El tema es tan malditamente explícito que no hace falta ni describir nada. La cosa podría resumirse en: ¿Lo quieres? Pues aquí me tienes.
El latido de la canción, la música y la sensual voz de Najwa Nimri en los coros del estribillo consiguen hacer que la descripción explícita de una relación sexual sea poética, bonita y, sobre todo, romántica. Porque sí, el sexo salvaje no tiene porqué carecer de ñoñería.
Culpa: Zahara – Inmaculada decepción
Todo esto está muy bien y el sexo es muy sano. El problema es cuando al día siguiente te despiertas en una cama extraña, sin saber qué hora es y con un dolor de cabeza importante. Es entonces cuando aparece la culpabilidad. Lo que ayer eran todo risas y una pareja de cama sexy, hoy es una persona que ronca sin enterarse de nada y unas bragas/calzoncillos pegados al suelo.
Aquí aparece Zahara con Inmaculada decepción, para relatar una relación sexual que no se sabe si ha ido bien o mal, pero que está claro que es juzgada por alguien más que por los que participaron en ella. Esto no queda claro tan solo escuchando la letra, sino también al darte cuenta que la estructura que siguen los versos remite a una oración o un rezo religioso («yo te perdono en el nombre de todos los que osan juzgarte…»).
Con frases como “recibo la hostia en la boca, aquella que no deja marca”, la de Jaén está hablando de una felación y de cómo es juzgada por acostarse con quien le da la gana sin plantearse nada más allá de una relación sexual que puede durar unos minutos (en el peor de los casos). Lo que sí tiene claro la cantante es que al final le da igual quedar señalada, ella va a seguir haciendo lo que le pida el cuerpo.
“No era pecado follar sin conocernos, era el milagro y nunca querrán reconocerlo”, es el lema con el que acaba la canción y que reivindica sin miedos los rollos de una noche.
Así que ya saben, abran sus mentes al sexo con amor, sin amor, pausado, erótico o cómo sea y sírvanse de estas canciones para dar un extra de picante a la situación.