Desde que me relaciono con hombres que rondan los 40 años mi vida sexual está a otro nivel, he aprendido a hacer squirt. Era algo que no creía capaz de hacer, aunque admitiré que sola no me sale, pero al hombre con el que me acosté ese día le fui sincera y le dije que nunca había hecho squirt, que no sabía si podía y que me daba corte mojar las sábanas.
A partir de cierta edad no pasa, los hombres ya han vivido todo lo que tienen que vivir y follado todo lo que tienen que follar y simplemente echar un polvo, correrse y dormirse ya no va con ellos. Quieren verte disfrutar y eso es sinónimo de no van a hacer que simplemente te corras sino que te van a enseñar las mil formas que tú no conoces pero que ellos ya saben que nos gustan. La experiencia es un grado y eso se nota.
Que nos pregunten cómo nos gusta que nos coman el coño o cómo tocarnos el clítoris es maravilloso para las que como yo no tenemos problemas en decir lo que no nos gusta pero sí que los tenemos para decir lo que nos gusta. El sexo no es solo maravilloso cuando se hace bien, el sexo es maravilloso cuando hay comunicación.
Que nos digan que somos preciosas es un buen punto pero no es lo que nos hace volver a quedar con un hombre, lo que nos hace volver a quedar con un hombre es que pregunte qué quiero o cómo me gusta. Es muy bonito escuchar que a alguien le atraes físicamente pero lo importante es que salga de él el hecho de que tú lo pases bien, igual que sale de ti hacerle sexo oral, al margen de que la concepción que se tiene sobre el sexo es muy coitocentrista y culmina con la eyaculación del hombre.
Llegamos a su casa, echamos un polvo. Uno bueno, de esos que os dejan para el arrastre de lo bien que sale. Al menos a mí porque en cuanto terminé la mamada me tumbó en la cama, me abrió de piernas y mojándose los dedos lo primero que me preguntó fue cómo me gustaba que me tocasen el punto G: percutido, masajeado o ambas.
Por suerte ya di yo con esa solución hace tiempo y sé que soy más de que me lo golpeen con las yemas de los dedos y no tanto de que me lo masajeen como si me untasen crema. Y se lo dije, agradecí la pregunta infinitamente porque es de las pocas veces que no dan por hecho que, en cuestión de sexo, ellos lo saben todo. Cuando llegan a los 40 dejan de hacerse los listos y preguntan, ya no dando por hecho que eso te gusta sino intentando mejorar siempre. Y entonces te preguntan “Y a ti, ¿cómo te gusta?”.
Que no es lo mismo que te guste el café a que te guste descafeinado, americano, capuchino, de polvillos, molido o de cápsula de nespresso, con o sin azúcar, ¿o mejor sacarina? A ver, el café me gusta pero prefiero un capuchino que un americano y con mucha azúcar que soy demasiado dulce.
Lo segundo es que aquel hombre no solo se limitó a intentar provocarme el squirt sino que me indicó lo que yo tenía que hacer, que era fácil porque solo tenía que contraer y aflojar el músculo pubococcigeo (básicamente contraer y expandir la vagina). Y que no me preocupase por mojar nada. Sí, me puso al borde de la cama y me dijo que le mojase la pared que tenía pintura impermeable y de repente el líquido terminó mojándome las piernas, la tripa y llegó a saltarme a la cara.
El squirt es derretirse de placer
Supongo que algo llegaría a la pared, no me paré a pensarlo, luego sólo sé que tuvimos que cambiar las sábanas. O sea que no solo me hizo el café sino que me enseño el proceso y el resultado aunque claro, cómo con todo, no sólo necesitas la materia prima sino los instrumentos para que salga bien. Y yo sé que hasta que refine el método y aprenda a manejar mi cafetera el café me lo hace otro. Y el squirt también.
Un matiz que tengo que hacer es que el squirt puede ir ligado al orgasmo pero que también puede que no. Por experiencia propia y por lo que me han contado hay chicas que tienen orgasmos sin hacer squirt, o también antes de hacerlo. Que otras lo han tenido durante o después de hacer el squirt y eso depende tanto de cada mujer como de cómo se sienta en ese momento. No siempre se logra y no hay que frustrarse por ello: lo importante no es llegar sino disfrutar del paseo.