Llega un momento en la vida en la que la fertilidad nos abandona. En la mayoría de personas, esta transición se produce de forma natural en lo que se conoce como menopausia, en el caso de ellas, y andropausia, en el de ellos. Lejos de vivir esta nueva etapa como algo limitativo, hoy queremos contaros en que consisten y como hacerlos un poco más llevaderos.
Cuando la amiga de rojo dice ‘adiós’
Todo lo que refiere a la sexualidad femenina ha sido siempre utilizado para avergonzar a las mujeres. Si no refiere al papel de esposa y madre, no es aceptable. Eso incluye la menstruación, el propio placer sexual o a la protagonista de este artículo. El vaivén hormonal que todo el mundo tiene se utiliza como arma arrojadiza contra el sector femenino y la menopausia es el ejemplo perfecto. Pero ¿en qué consiste exactamente?
Suele presentarse a partir de los 45 años, aunque también puede hacerlo de forma precoz. Se diagnostica una vez que la menstruación ha desaparecido durante 12 meses consecutivos. Pero tiene un antecesor, conocido como ‘climaterio’ que marca la pérdida de la capacidad reproductiva. De vuelta a la menopausia, esta es una consecuencia de la caída de la producción de hormonas, como los estrógenos y la progesterona.
Sus síntomas son de sobra conocidos y se pueden presentar también durante el climaterio. Desde el incremento y redistribución de la grasa corporal al insomnio, los populares sofocos, la irritabilidad, el cansancio o la falta de concentración hasta la sequedad vaginal. El estilo de vida de cada mujer es clave tanto antes como después de la menopausia.
El sedentarismo y el tabaco aceleran este proceso. Una vez que ha llamado a la puerta, mantener una dieta saludable y realizar ejercicios aeróbicos o con pesas pueden frenar su avance. En el caso de estos últimos son especialmente recomendables ya que aumentan la densidad de los huesos porque retrasan la osteoporosis y mejorando la salud cardiovascular.
La menopausia no es más que una nueva etapa en la vida de una mujer, pero supone un duro trago psicológico para muchas. La sequedad vaginal se suma a esta carga ya que hace que las relaciones sexuales sean dolorosas. El cambio físico y metabólico no ayuda, pero es inevitable y siempre hay que recordar que la belleza no tiene edad.
El entorno de una mujer menopáusica debe apoyarla, ser paciente y ser comprensivo con este tránsito. De la misma manera que se acude al ginecólogo, hay que perderle el miedo a acudir al psicólogo si es necesario. Al fin y al cabo, nadie nace con un libro de instrucciones debajo del brazo.
La mal llamada ‘pitopausia’
Si los hombres creían que estaba libres de la menopausia, tenemos malas noticias para ellos. La andropausia se presenta algo más tarde que en ellas, concretamente, a partir de los 50. Se caracteriza por un descenso de los niveles de testosterona y su descubrimiento es relativamente reciente. Si en las mujeres la falta de sangrado marca el inicio de este periodo, en los hombres no existe tal condición, lo que hace más difícil su diagnóstico.
Como las penas pesan menos cuando son compartidas, los síntomas de la andropausia y la menopausia son los mismos. Insomnio, alteraciones en el carácter, etcétera y algo que no agradará a muchos; problemas de erección y descenso del deseo sexual. Que un hombre tenga la presión arterial y la glucosa altos también señalan que las hormonas han hecho las maletas.
Para atajar cuanto antes sus efectos, lo más recomendable será acudir al médico. Además del correspondiente análisis (tener menos de 200 nanogramos de decilitro de testosterona en sangre se considera bajo) el facultativo analizará otros factores como la pérdida muscular o la densidad ósea.
El impacto mental de la andropausia puede ser menor dado que muchos varones no se diagnostican, pero no debe ignorarse. Además de la bajada de autoestima que supone la impotencia sexual, a ella se une que las propias hormonas provocan pueden provocar un caos emocional. Al igual que las mujeres, pedir cita en el psicólogo hará que este cambio en su vida sea mucho más fácil.