«¿Te has corrido?» es una de las preguntas más típicas y tópicas en un encuentro sexual. El orgasmo masculino es fácil de detectar porque suele ir acompañado de la eyaculación de semen, pero la respuesta fisiológica de las mujeres no es tan evidente. El desconocimiento de los hombres hacia la sexualidad femenina implica esta clase de cuestiones incómodas, si bien ellas no siempre tienen claro si de verdad han tenido un orgasmo.
El cine convencional y el porno -oh, sorpresa- no ayudan a identificar las reacciones orgásmicas en una misma. En la ficción suele ser escandaloso, sonoro, un suplicio para los vecinos y habitualmente acompañado, o incluso causa-efecto, de la eyaculación masculina. Esta creencia errónea, común en chicos y chicas, provoca que, de repente y en pleno cunnilingus, se escuche la duda: «¿Te has corrido?».
Cómo saber si una mujer se ha corrido
Los observadores avispados sabrán que el clítoris es un cofre del tesoro del placer con 8.000 terminaciones nerviosas diseñadas para el disfrute. Los menos informados piensan que es como un ascensor: al pulsarlo, el orgasmo baja inmediatamente. Y no es así.
En cada mujer hay mecanismos distintos para el orgasmo, que pueden depender de la intensidad, las zonas en las que actuar con pene, lengua y/o dedos y requerir un tiempo mayor o menor para alcanzarlo. Por tanto, es muy probable que lo que a la chica de anoche le hizo tocar las estrellas a la de mañana no le termine de convencer. Y no pasa nada. La comunicación, incluso con personas desconocidas sexualmente, es esencial para gozar en condiciones.
La psicóloga y sexóloga Zoraida Granados subraya que las mujeres carecen de un «marcador claro» para el orgasmo, así que toca ser consciente de las pistas del cuerpo. «Es importante que la mujer lo experimente mediante el autoconocimiento«, indica la también terapeuta de pareja. Así, agrega, podrá informar de cómo le gusta, intensidad, rozamiento, duración u otros aspectos que favorezcan la comunicación». La masturbación y la experimentación en solitario, una vez más, son cruciales para el sexo compartido.
La psicóloga y sexóloga Ester Álvarez aporta unas pistas para ayudar a identificar el orgasmo: «Las reacciones fisiológicas más evidentes sean el aumento del ritmo cardíaco y la hiperventilación. Y luego, en la vagina, las contracciones, que algunos hombres pueden llegar a sentir como mayor presión en su pene en ese momento». En cuanto al sexo oral, una fuente muy valiosa de placer para las mujeres, señala una «fuerte tensión muscular de las piernas y los pies» como síntoma orgásmico.
Otras reacciones que sí se pueden apreciar son las siguientes: aumento del ritmo cardíaco, contracciones vaginales, erecciones en el clítoris (puede aumentar notablemente su tamaño debido al flujo de sangre), respiraciones agitadas, ponerse colorada o tensión y relajación muscular. Otra posibilidad es la de la pura abstracción: desconectar por completo y sentirse lejos de la realidad. Un auténtico clímax, en resumen.
Hay placer más allá del orgasmo
Álvarez aboga por modificar los pensamientos clásicos sobre el sexo. «La pregunta que hay que hacer es «¿Has disfrutado?» y no centrarse tanto en correrse o en los orgasmos«, insiste. El instinto es fundamental para ver si ella está gozando plenamente, más allá de identificar síntomas exactos de que el orgasmo está de camino. La psicóloga y sexóloga recalca que una clave es la desconexión tanto en varones como en mujeres. De esta manera se consigue dejar fluir el cuerpo hacia el clímax.
Zoraida Granados compara con el tenis el proceso de seguir con minuciosidad la llegada del orgasmo: «Si no, seremos meros espectadores con un cronómetro, comprobando si se dan o no las fases, los síntomas o las reacciones a la estimulación y excitación sexual». Por tanto, ese «¿Te has corrido?» se puede evitar y suplir con otros tipos de comunicación.