Queridos lectores, hoy vengo a tocar un tema delicado: el sexo anal. Pero voy a ser muy tajante con este tema: es sexo anal no duele si, y solo si, se hace bien. ¿Qué cómo lo sé? Pues a base de ensayo y error. Y esto lo saben los hombres que tienen sexo con hombres desde los anales de la historia, nunca mejor dicho.
Lo primero, siempre, pero siempre siempre, es no tensarse. Si te tensas ya vamos mal desde el principio. Tenemos que estar seguros de que queremos hacerlo, sin presiones, sin sentirnos obligadas. Si no quieres, se dice y punto y hay que respetarlo. De lo contrario sería violación. Sí, aunque sea tu novio.
Lo segundo, y para evitar situaciones desagradables: si no vas al baño con regularidad (o si tienes la sensación de que vas a manchar), hazte una lavativa. ¿Cómo? Con una perilla de agua. Tal y como lo explica Ubal Araque: llenas la perilla de agua, metes la boquilla en el culo (preferiblemente en una posición en la que el agua no se vaya a salir nada más meterla: con el culo levantado) y aprietas hasta vaciar la perilla. Luego quitas la perilla y te sientas en el váter como si fueses a hacer de vientre.
Si el agua sale transparente entonces es que la zona está limpia y todo va a ir como la seda. Si no sale limpia vuelve a llenar la perilla hasta que salga el agua limpia. Después de cada uso, hay que limpiar la perilla con agua y jabón. Lo mismo antes de usarla otro día. Si no te convence este método siempre puedes usar cabezales para la ducha que son más higiénicos y fáciles de limpiar. Solo hay que tener cuidado y abrir la ducha a poca potencia. De lo contrario podríamos hacernos daño.
Sexo anal: paciencia y ¿saliva?
Con paciencia sí, con muchísimo cuidado y muchísima paciencia. Ya podéis ir olvidándoos de que va a ser tan inmediato como ponerse en perrito y meterla. Así sin lubricante ni nada, hasta el fondo. De ninguna manera. Como me dijeron a mí: con mucha paciencia y mucho lubricante.
El procedimiento es simple aunque puede que al principio sea un poco desagradable porque sí, hay que meter los deditos ahí dentro para poder dilatar el culo. Pero quien algo quiere algo le cuesta. Además, como ya hemos dicho, se pueden hacer enemas y lavarte las manos después de hacerlo.
Ten unas toallitas a mano, por si acaso, son casi tan imprescindibles como los condones y el lubricante. ¿Con saliva? Como ya explicamos en este artículo, mejor que no. El sexo anal con lubricante siempre. Y siempre es sin excepciones.
Con las manos en la masa
Pues lo dicho, metemos primero un dedo, con delicadeza y sin escatimar en lubricante. El lubricante es tu amigo (casi tanto como el satisfyer). Ponemos la yema del dedo en la entrada del ano y vamos haciendo círculos haciendo un poco de presión. Si os dicen que duele, paráis y preguntáis si duele o si molesta. Hay una diferencia: hasta que el ano se dilata puede que moleste, que la sensación sea que os lo vais a hacer encima pero no va a ser así. Os lo prometo.
Una vez metido el primer dedo a vamos por el segundo siguiendo exactamente el mismo procedimiento: primero la yema del dedo y haciendo un poco de presión. Jugamos con los dos dedos para dilatar el ano y cuando se note que no hay presión podemos incluso probar con un tercer dedo (eso dependerá del grosor de la polla que calce vuestra pareja) pero con dos es suficiente, salvo que seas Nacho Vidal.
¡Esto es la polla!
Sí, por fin podéis untaros la polla en lubricante y meterla. Obviamente, y como pasó con los dedos, el intestino se tiene que habituar a la intrusión del pene y por eso tenéis que ir con paciencia hasta que entre del todo, después empezáis a entrar y salir despacio y luego ya podéis embestiros hasta dar con el cabecero de la cama si queréis.
Chicos, prometo que el esfuerzo habrá merecido la pena, tanto como para que ella termine haciendo squirting, corriéndose como en la vida (a mí me pasó) y disfrutando muchísimo más que si os ponéis a hacerlo a lo bestia. Os doy mi palabra de que si seguís estos pasos el sexo anal puede ser algo absolutamente maravilloso. Yo también tenía miedo hasta que me lo hicieron bien.
Incluso os animaría a probar juguetes especialmente diseñados para sexo anal. ¿Y esto que significa? Que os aseguréis de que tenga tope (como el de los plugs) o un hilo del que tirar (como las bolas anales)
Y sintiéndolo mucho chicas, a partir de ahora cuando vuestro novio os diga que por atrás no os va a doler podréis confiar en él. Pero antes aseguraos de que ha leído este artículo de El Sexo Mandamiento. Ya me lo agradeceréis después. Como suelo decir: «después de esto, con amor y lubricante cabe hasta una tuneladora».