Cuando pensamos en si existe problemas por tener el pecho grande o no es probable que si tienes una negativa hacia esta pregunta sea porque:
- Tus tetas no sean lo suficientemente grandes
- Seas un tío
Si se te viene a la cabeza esa imagen en donde Pamela Anderson, vestida con su bañador rojo, caminaba a cámara lenta, destrozando todas las leyes de la gravedad, es fantástico. Si bajamos a la realidad, cada vez que voy a la playa y hago el camino de la toalla a la orilla, se me ha escurrido por debajo del bikini como cuatro veces. Y eso que me he parado a ajustarme los tirantes.
Bien, ahora sí, pongámonos serias. Tengo una 90E de pecho, mi trabajo consiste en escribir delante de un ordenador y amo hacer deporte, ¿cómo traducimos esto? Contracturas, dolor de espalda y, como me descuide, acabo con chepa.
Sin embargo, todas las mujeres que tenemos las tetas grandes podríamos montar un club de apoyo mutuo debido a la cantidad de cosas que se nos complica en el día a día. De verdad, detrás del fetiche, se esconde una vida un tanto incómoda.
¿Qué problemas da tener el pecho grande?
La problemática de tener las glándulas mamarias más grandes que la propia cabeza son muchas y de varios tipos: comodidad, economía, versatilidad…
Podría hacer títulos para artículos completos con cualquiera de los aspectos negativos que vienen de serie con ellas. Por ejemplo, aquí va uno: buscando el sujetador perfecto.
No, no en todas las tiendas puedo encontrar sujetadores. No, créeme que cuando doy con uno, no va a ser barato. Desde hace unos años, tengo la suerte de poder elegir entre varios modelos, ese fue el día más feliz de mi vida.
Ahora, a ver si vamos diseñando otro tipo de aro. Uno que no tenga la intención de perforarme el pulmón cada vez que hago un pequeño movimiento.
Y aunque tengamos el mejor sujetador que hayamos encontrado en el mercado, uf, amiga, vas a sufrir como tengas que correr a coger el metro. Si quieres evitar que te rebote en la boca o se te deforme el escote, vas a tener que sujetarlas. Sí, con las dos manos. Más te vale no querer saltar a la comba.
El más angustioso de todos mis momentos: cuando me pongo camisas. Me gustan mucho. A veces, quiero parecer una mujer decente si tengo reuniones de trabajo o alguna entrevista importante. Pues resulta que la práctica no es lo mismo que la teoría.
No importa la talla que use, me compre una M o una XL, el botón va a desabrocharse solo. En el momento menos planeado, eso sí, ¿cuál es el resultado final? El outfit de bibliotecaria/secretaria de cualquier película porno.
Ahora es cuando lees esto y piensas: bueno, bueno, ya será para menos, ¿no?
Déjame que te conteste: cuando estés en un coche y tengas que elegir que el cinturón de seguridad te raje el cuello o te vaya a dejar quemaduras en el escote, ya hablaremos.
Os dejaré algo más positivo aquí: vamos a disfrutar mucho de ellas durante el sexo. Sobre todo, cuando nos dispongamos a tumbarnos eróticamente, mirando a nuestra pareja con cara de te poseo aquí y ahora, y te des cuenta de que se te ha caído por el lateral del costado.
Pero, no pasa nada chicas, llevamos años aprendiendo la técnica para bloquear la teta con nuestra mano y parecer dulces e inocentes.