A menudo acostumbramos a hablar del amor como el que habla del pan que va a comprar hoy. Primero de todo, La Ninfa lleva inactiva un mes por eso mismo, por el amor. Más bien por la pérdida de ello. Y no hablo de una pareja o una relación sexo afectiva. Es algo que va mucho más allá.
Porque… ¿Qué es el amor? Depende de a quien le preguntes te darán unas respuestas u otras. Unos dirán que un beso viendo el atardecer. Otros que una canción romántica. Un ramo de flores. Un baile nariz con nariz. Una cena. Un fin de fiesta apasionado en cualquier habitación de hotel. Viajes… Todo lo que se supone que implica el amor romántico normativo.
A mi el mes de Mayo me enseñó que el amor es otra cosa de la que estamos muy lejos. Creedme, el amor es bailar en el alambre de la vida y estar preocupado de la salud de otro. Es algo más grande e inexplicable que se te clava como un puñal cuando se va.
El amor es decirle a esa persona todos los días antes de dormir que sin ella tu vida no tendría sentido. Es comprar el pan todos los días a la misma hora porque sabes que te lo dan caliente y es la debilidad de tu persona especial. Es madrugar para comprar pollo, aún teniendo la visión reducida solo para satisfacer un capricho de «la niña«. Es hacer de una canción el himno de toda una vida. Es hablar con un guiño de ojos. El dar la mano pasen los años que pasen. Es seguir sorprendiendo y queriendo como si lo fueras a perder mañana. Es recibir un «no» y esperar cinco años para recibir el sí sobre el que cimentar tu vida.
Amor es llevar una bellota seca en el bolsillo durante veinticuatro años porque fue mi primer regalo hacia ti. Y ahí seguía, justo donde yo la dejé tantos años atrás. Al igual que mi foto de carné, esa que tanto odiaba pero que a ti te parecía preciosa, en la esquina del marquito de fotos de tu mesilla.
Comprendí, a marchas forzadas, que el amor más puro es el que se recibe sin esperar lo mismo a cambio. El del miedo a la pérdida. El que duele solo de pensar en la ausencia. El que ojalá no hubiera tenido que experimentar hasta dentro de muchos años. Porque es cuando te das cuenta que una parte de ti se va que notas algo que se rompe. Sus pedazos se esparcen diminutos sobre el suelo y nunca más se vuelve a recomponer. El hueco queda hondo, vacío, oscuro.
Los abrazos se quedaron mudos y los besos vacíos si no estás. Las caricias a medianoche y las palabras en mi oído sin voz. Mi vida sin faro que la guía. Me siento perdida en el mar al que pertenezco, arrastrada por las olas, golpeada por la marejada de lo salvaje y desconocido.
No vengo aquí a intentar tapar el socavón de tu ausencia con devaneos esporádicos que no harían más que incrementar la sensación de soledad. Porque te echo de menos, porque fuiste el único que de verdad me quiso y que me enseñó el amor más puro que pueda existir. El que yo aspiro a sentir algún día.
El amor es verte en cada esquina y sentirte en cada canción. El amor es querer tu bondad en mi, mantener vivo tu recuerdo, papá. Tranquilo, yo cuido de la bellota, mientras tú lo haces de mi desde donde estés. Porque este amor, es inmortal.
Enhorabuena por tan bellas palabras, es una faceta que no conocía de ti, y que me ha alegrado mucho conocer… Y lo más importante, Enhorabuena por ese amor inmortal, el amor más puro y verdadero. Un beso enorme Ninfa!