El arte de la conquista

El arte de conquistar en las primeras citas

Las caóticas sensaciones de las primeras citas no gustan, pero cuando se ausentan durante un largo periodo de tiempo se echan de menos. Las zonas controladas como bares o parques donde pasear al sol mientras se intenta mantener la compostura, parecer normal y no cagarse encima, suelen ser los lugares más habituales para quedar con alguien la primera vez. Beber una cervecita para calmar los nervios de los cruces de miradas está bien, pero dos están mejor. Tengo buenas anécdotas que contar, pero en este post escribiré sobre la asignatura de conquista.

La asignatura de la conquista

La conquista es un arte que empieza en la boca y termina en el estómago. Quedar con alguien para cenar fuera es un ocho, pero hacer la cena juntos mientras habláis y brindáis con una cervecita es un once. No seáis como yo, que preparé brócoli para cenar con un chico y se lo comió sin rechistar. Sed como él y comed todo lo que os ponga sobre el plato la chica que os gusta, en este caso, una cocinera y anfitriona pésima. Un chico con el que quedé una noche en su casa me preparó una pedazo de hamburguesa con queso de cabra y cebolla y más queso y un pan riquísimo que estaba buenísima. Mientras él cocinaba e intentaba que no se le quemara nuestra cena, yo le miraba el culo y también hablábamos y bebíamos agua fresquita que la cerveza sí, muy rica, pero da gases. Una copa de vino nunca os fallará.

Y no solo el estómago le hace pensar a la chica con la que quedas que eres un partidazo, no pasen por alto los detalles. Obvio es que todos sacan a relucir sus mejores galas. Los tenis más limpios y brillantes que se guardan en el armario, el pantalón que mejor me sienta en el culo y la camiseta con la que mejor me vea ese día. Sin olvidarse de esa chaqueta nueva que te regaló tu madre estas navidades y que te la pones poco por miedo a mancharla, ese día te pones lo mejor.

Tres pautas para la buena conquista

La primera impresión también cuenta

Algo fundamental es ir con prendas cómodas que os den un plus de seguridad y confianza. Un look total black es ir a lo seguro, nunca falla. Un día quedé con un chico que optó por esta opción y aun por encima con su camiseta favorita. Supe después que era su favorita porque cuando nos íbamos a dormir le dije que me dejase una camiseta, su favorita a poder ser, porque puestos a pedir seamos caprichosos en la elección del pijama. Así pues, el chico se sacó la camiseta que llevaba puesta y me dijo: ¿no querías la favorita? Aquí la tienes. Un once.

Si sabéis que vais a quedar con una persona que os gusta mucho, cuidad todos detalles. Las sábanas de la cama, limpias y con olor a mimosín. La ropa sucia, ese calcetín que asoma bajo la cama, se recoge y al cesto. El escritorio recogido, aunque todos los apuntes estén apilados en una torre infinita de hojas blancas dobladas y rotas, da igual, está ordenado. Los pañuelos a mano, por lo que sea. Y los condones también, por lo que surja. Una ducha de agua fresca para oler a jabón de avena y vainilla. Una velita los bohemios y románticos y unas luces led los modernos y actuales.

Recuerda que si hay pernocta, hay desayuno.

Un zumo fresco por la mañana se agradece. Si olvidaste la comida más importante del día siempre se puede desayunar en una zona controlada, al sol y con ruido ambiente de fondo. Desde ahí, siempre puedes decidir quedarte a pasar la mañana o coger el primer autobús para llegar a casa y, en el trayecto, relatar en forma de ensayo teatral la noche que nunca volverías a repetir. O sí. Pero bajo ninguna circunstancia hagáis ghosting.

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