No puede faltar en tu cama el VIBRA KITTY de Amantis y aquí te lo presentamos para que lo conozcas. Si no dejas de pensar en él después de leer esta reseña, mi consejo es que te lo compres sin darle muchas vueltas.
Estoy soltera, pero bien acompañada. La evasiva que más uso cuando me preguntan por mi pareja. Una relación afectiva recíproca amorosa donde haya unos cuidados mínimos y una responsabilidad emocional por ambas partes es difícil de encontrar. Más aún cuando tu vida no tiene puerto ni destino concreto marcado en la ruta. Sí, hay paradas, pero mejor seguir navegando por aguas tranquilas.
Vibra Kitty de amantis es como un segundo hijo muy deseado, porque mi primer hijo ya es adolescente y no me hace mucho caso.
El Sexo Mandamiento
El primer año de universidad, cuando eres una persona extrovertida, pero desconfiada, no va relacionado de forma directa con sexo esporádico en el baño de un pub irlandés en el centro de la ciudad. Esto no es Física o Química. Habrá, entre muchas, una noche que recordarás entre risas años después de cañas con tus amigas. Mi soltería comenzó ese verano, antes de ser una loca universitaria como Serena Van der Woodsen en Gossip Girl, pero sin su dinero y sin el guapo y tímido Dan Humphrey.
El problema que observo es la desorganización y descoordinación entre el colectivo universitario a la hora de buscar a una persona para compartir el camino de vuelta a casa después del after. En algunos pisos de estudiantes eso dejó de pasar con la aparición de juguetes sexuales. Ahora, la búsqueda se centra en liarse con el menos feo del local y salir airosa de ese revoltijo de besos cuando te pida el número de teléfono para, seguramente, quedar otro día. Así me pasó. A la salida de un garito, el chico que me había borrado el pintalabios me pidió el whatsapp y yo, débil y con un ojo cerrado, se lo di de tres en tres y sin repetírselo. Me habló y para conquistarme me dijo que me haría una pasta a la carbonara riquísima. Ay cariño, eso me lo hace mi compañera de piso y con ella no tengo que follar después de comer.
Tras largas noches de amoríos y desenfrenos, llegué a la conclusión de que necesitaba un juguete. Me lo compré sin pensármelo demasiado. Me gustó mucho, disfruté, investigué, recorrí mi cuerpo, me hice amiga suya y empezamos a ser inseparables. Vibra Kitty de Amantis es como un segundo hijo muy deseado, porque mi primer hijo ya es adolescente y no me hace mucho caso.
Sus tres ases son: suavidad, insonoridad y discreción. Llega en una cajita negra estilosa y con gusto. De regalo, siempre bien recibido, dos sobrecitos de gel hidratante íntimo eco de origen vegetal y ecológico que me parecen una barbaridad de gustosos y una innovación que el mercado de lubricantes requería. El tamaño no es más que la palma de mi mano. La doble estimulación me parece una green flag total. Es más, a veces ni siquiera hace falta activar el estimulador estrecho, porque la vibración del estimulador profundo es tan intensa que te vibran hasta las orejas. Los patrones de vibración son lo más, siete y cada uno mejor que el anterior.
Cuando lo vi pensé que al tener la parte delantera más ancha iba a ser incómodo de introducir o incluso de manejar. No lo veía tan flexible como para que fuese placentero. Para mi sorpresa, todo fueron cosas positivas. Fácil de utilizar, tampoco es un cohete, aunque también verás las estrellas. Otra cosa que me gustaría resaltar es que mientras estás manos a la obra, como Manolo y Benito, alcanzas los botones sin tener que hacer mucho esfuerzo de muñeca. El mío es de color negro pero lo hay en púrpura y rosa. Personalmente, lo recomendaría y se lo regalaría a todas las chicas que estén pasando una mala época, para subir el ánimo nunca está de más un compañero que te acaricie el kiwi antes de dormir.
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