Gemir es una forma de comunicar o expresar emoción o placer durante las relaciones sexuales. Cuando una persona gime demuestra que está disfrutando el momento y, a su vez, complace al otro al escuchar su satisfacción. Estos influyen, de alguna forma, en cómo se desarrolla el encuentro porque tiene el poder de elevar la pasión.
De acuerdo al neurocientífico estadounidense, Barry R. Komisaruk, coautor del libro Orgasmo. Todo lo que siempre quiso saber y nunca se atrevió a preguntar, los gemidos son esencialmente fisiológicos, aunque también forman parte de factores culturales que refuerzan el sexo y guían a la pareja. De igual forma, las expresiones faciales que acompañan el acto sexual se relacionan con la respiración profunda ocurrida durante el orgasmo.
Además, es algo que aprendimos culturalmente, es tanto un acto voluntario como involuntario, y depende del refuerzo que le demos de acuerdo a lo que vivimos en el momento y al ritmo en el que fluya el sexo. Y es que, también, elegimos las palabras expresadas para demostrar el placer y para, en el caso de las mujeres, provocar el orgasmo en los hombres y aumentar su ego.
Más aún, los gemidos ayudan a la respiración y mejoran la oxigenación de la sangre, así, tendremos una experiencia orgásmica expandida. El esfuerzo y el movimiento continuo crean un sonido que pudo comenzar con pequeñas liberaciones respiratorias y que se van adaptando para lograr una conexión y comunicación con la pareja para representar la intensidad del placer y el disfrute de la experiencia.
¿Las mujeres fingen el orgasmo y los hombres no gimen?
Un estudio de la Universidad Central de Lancashire en Inglaterra, demostró que el 80% de las mujeres fingen los gemidos sexuales. Mucho tiene que ver con cuestiones culturales anteriormente mencionadas, pero también con la búsqueda de placer de la otra persona. Normalmente, si el hombre escucha a una mujer gemir, más excitación sentirá. Asimismo, otra de las razones para fingir los gemidos y orgasmos, son para acelerar la eyaculación y el orgasmo masculino ya que, probablemente, la mujer está cansada, aburrida o adolorida.
El estudio también reveló que los momentos más placenteros para una mujer durante una relación sexual es el de la manipulación del clítoris y el sexo oral, no tanto la penetración.
Ahora bien, se tiene la creencia que los hombres no gimen durante el coito o pocas veces lo hacen, al contrario de las mujeres. Un estudio por parte de la Universidad Autónoma de México (UNAM), en México, reveló que tanto hombres como mujeres dan significados distintos al placer. Es verdad que no todos los hombres gimen, unos lo hacen porque son muy expresivos y sienten un inmenso deleite y otros no, pues prefieren guardarse esa expresión. Todo depende de su personalidad y de lo que cree conveniente durante ese instante.
Es cuestión del punto desde donde se miren las cosas, del contexto, de lo que uno busque o considere que es el placer. Somos distintos y no porque una persona gima o no, significa algo bueno o malo. Cierto es que gemir libera y tiende a provocar mayor confianza con la otra persona, pero existen otros fetiches que ayudan a generar seguridad.
Los gemidos son sonidos placenteros, excitantes y facilitadores para dejarnos llevar y profundizar un encuentro sexual. Igualmente, comunican el deseo y la sensación de placer. Bien sea una cuestión cultural, algo natural o la mezcla de ambas, es cierto que es un momento de liberación para el cuerpo, permite fluir al ritmo de la otra persona y forma parte del juego de la excitación. Entre más intensidad de gemidos, mayor excitación demuestras y viceversa. Si uno siente la necesidad de gemir es importante que lo haga porque libera la tensión y, al generar una hiperventilación, favorece que nuestro cerebro deje de razonar y nos dejemos llevar para potenciar las sensaciones corporales.
Parece ser que un encuentro ruidoso mejora nuestras habilidades de comunicación y nos conecta con el otro colmándonos de energía.