Bueno, pues todos los meses lo mismo. La menstruación es sinónimo una semana de manchados, compresas, tampones y en muchos casos, molestias. Se estima que una persona menstruante, a lo largo de toda su vida fértil puede consumir entre 6.000 y 8.000 tampones y compresas, cifra que se dispara si somos de las que usan salvaslips a diario.
Esto da como resultado toneladas de residuos que tardarán años en descomponerse y contaminarán tierra y mar. El uso de productos higiénicos de usar y tirar es desde luego lo más habitual, y lo que se considera más higiénico, pero no es ni la única opción, ni la más limpia, ni desde luego la más barata para enfrentarse a la menstruación. Por suerte, en el mercado cada vez aparecen más alternativas reutilizables y cómodas para evitar generar tantos residuos.
Compresas de tela
La primera opción de la que vamos a hablar hoy es la más básica y antigua: las compresas (y salvaslips) reutilizables de tela.
Quizás es una solución que a priori nos puede sonar antigua o antihigiénica, pero lo cierto es que no tiene nada de raro, y sí, han evolucionado desde la época en la que las usaban nuestras madres y abuelas. No es un artículo que introduzcamos dentro de nuestro cuerpo, por lo que no hay necesidad de desinfectarlas, simplemente vigilar los tejidos de los que estén confeccionadas y asegurarnos de que tiene una capa de pul para evitar manchar la ropa interior. Se pueden comprar hechas, aunque para las personas más habilidosas, también se pueden encontrar tutoriales y patrones en internet para fabricarlas en casa.
Una pequeña pega: al estar hechas de material textil, tendremos que lavarlas con esmero. Se recomienda enjuagarlas y luego darles con jabón lagarto sin suavizante antes de meterlo en la lavadora sin dejar que se sequen, para poder quitar bien todas las manchas. Además de eso, tendremos que vigilar que una vez lavadas, se quedan completamente secas para evitar sorpresas desagradables como hongos en el textil.
Copa menstrual
En segundo lugar, tenemos el producto estrella menstrual más reciente: La copa menstrual.
Su nada desmerecida fama se debe a que es un producto cómodo, que podemos tener en nuestro cuerpo hasta 12 horas sin tener que cambiarlo, podemos dormir con él y es fácil de limpiar y desinfectar y, por supuesto, reutilizable. Aunque la inversión inicial para una copa es un poco elevada (una buena copa menstrual puede costar entre 20 y 50€), la vida media de una copa menstrual puede ser de 10 añazos, y hay incluso vendedores que ofrecen entregar una copa a una persona que no tenga acceso a productos para la regla por cada compra.
Si bien es cierto que las primeras veces la colocación de la copa puede ser un poco complicada, la práctica lo hace todo. Por si aún tienes dudas, en El Sexo Mandamiento hicimos un artículo precisamente resolviendo estas incógintas, y además en youtube puedes encontrar experiencias de usuarias contándote todo lo que necesitas saber sobre ella.
Bragas menstruales
Puede ser que algunas personas se sientan cohibidas o incómodas a la hora de usar la copa, o si simplemente aún con la copa preferimos usar una protección adicional por ejemplo para por la noche, tenemos las bragas para la menstruación.
Se trata de unas bragas hechas de un material absorbente con una composición parecida a la de la compresa de tela. Se pueden encontrar diferentes modelos y fabricantes fácilmente por internet.
Si nada más que usamos la braga, lo más seguro es que tengamos que cambiarnos varias veces a lo largo del día especialmente cuando hay más flujo, por eso se recomienda usar junto a otra protección. Adicionalmente, tiene un proceso de lavado similar a la compresa de tela: Enjuagar y lavar con jabón sin suavizante antes de meterla en la lavadora.
Una braga para la regla puede tener una vida útil de 2 o 3 años, pero en cualquier caso se trata de una buena inversión para evitar generar más residuos al medio ambiente, además de para proteger a nuestras braguitas favoritas de las manchas de sangre que puede provocar la menstruación.
Sangrado libre
En el último lugar dejamos una opción que es justo lo contrario a todo lo demás, y que suele desconcertar mucho por lo natural que es: más que un producto es casi una filosofía, a la que se conoce como free bleeding o sangrado libre. Esta práctica, que consiste en no hacer uso de ningún producto para contener la hemorragia menstrual, cada vez va ganando más fuerza y popularidad en las redes. A pesar de que de primeras puede parecer una locura, la gracia del sangrado libre está en hacer un esfuerzo consciente por sentir la menstruación y acudir al baño cuando nuestro cuerpo lo pida. Es una técnica íntima y difícil de asimilar, pero las personas que lo practican lo defienden a capa y espada.
Por extraño que resulte, el sangrado libre lo apoyan muchas mujeres como forma de naturalizar y abandonar de una vez por todas los estigmas relacionados con la menstruación, priorizando la comodidad y el confort con nuestro cuerpo y nuestros fluidos.
Aunque aproximadamente el 50% de la población mundial tenga la menstruación, a día de hoy sigue siendo un tema tabú como otros tantos relacionados con la sexualidad y los genitales, y hay que estar informados sobre los cambios que hay en el mercado y que nos puedan hacer la vida más cómoda y en este caso además, más respetuosa con el medio ambiente. Gracias a la educación y el esfuerzo de muchos colectivos, poco a poco se va perdiendo el estigma y visibilizando la necesidad de un cambio en nuestros hábitos, y la regla no debe quedarse apartada de esta discusión. Desde aquí os animamos a que probéis estas alternativas y comparéis, y desde luego que si conocéis otros métodos los compartáis con vuestros conocidos y con nosotros, para poder hacer el cambio a mejor.