Desde el Sexo Mandamiento queremos reivindicar el papel protagonista que los testículos tienen como zona erógena y su vital estimulación para llegar al climax sexual. En muchas ocasiones, por desconocimiento o pudor, los escrotos son ignorados a pesar de que se consideran una de las zonas más importantes a la hora de alcanzar el máximo placer, ya sea a través del coito, la masturbación o el sexo oral.
Es importante recordar que las zonas erógenas ‘son aquellas más susceptibles de producir deseo o placer erótico al ser acariciadas’ como señala la sexóloga Yenny Rivero; los testículos forman una de las áreas más sensibles del cuerpo masculino y una correcta activación de los mismos, a través de suaves movimientos y caricias, podría convertirse en un perfecto juego de placer.
No debemos de olvidarnos de los testículos, aunque estén ocultos tras el pene | Fuente: www.binasss.sa.cr
Como en una clase de anatomía, debemos saber que cada testículo está envuelto en una bolsa de piel muy final, el escroto. A diferencia del pene, los escrotos son muy suaves y no requieren de ningún gel para su lubricación. Es importante que cada movimiento se realice con sutileza al tratarse de una zona especialmente delicada.
¡Manos a la obra!
¿Te da pudor? ¿No sabes cómo empezar? Lo primero, ¡tranquilo/a!, como una juego más dentro del tablero sexual debes sentirte cómodo, se trata de disfrutar tú con tu cuerpo, tú junto con tu compañero (o compañeros). Una buena forma de empezar podría ser acariciando los testículos con delicadeza con la yema de los dedos, jugando con ambas manos, realizando movimientos circulares y de arriba a debajo lentamente. Con sumo cuidado podrías ‘apretarlos’, puede ser muy excitante, pero atento a la presión que ejerces sobre ellos.
Algunos expertos recomiendan estar de pie de frente a la persona a la que se le va a realizar la estimulación, ‘el peso de los testículos y la gravedad permite que se muevan más fácilmente’ apunta la columnista Cecilia Rosillo. Esta postura permite acariciar otras zonas erógenas a la vez, ¿besarle en el cuello?, ¿jugar con su oreja? Diviértete.
Tampoco debemos de olvidarnos de la lengua. A través del sexo oral podemos lamer los escrotos y besarlos suavemente, rozándolos con nuestros labios; para los más atrevidos, pueden introducírselos dentro de la boca y realizar un ligero movimiento de succión. Otra opción podría ser deslizar la lengua por la envoltura testicular, desde su inicio cerca del perineo hasta la ‘base’ del pene. Si eres tú quien está realizando las caricias debes estar atento a la reacción de tu compañero para saber si está disfrutando y qué paso dar a continuación.
Esperamos que disfrutéis y que pongáis en práctica todos estos consejos, ‘echadle un par de huevos’. Por último, al igual que los penes se pueden fracturar, los escrotos pueden romperse y dañar gravemente los testículos, así que nada de morder o pellizcar.