Cuando los informativos televisivos o las páginas de los periódicos detallan la última operación contra la tenencia o difusión de pornografía infantil puede parecer que los implicados actúan de forma sigilosa y que es necesaria una ardua investigación para poder atraparlos. Sin que deje de ser cierto, lo que muchos televidentes o lectores desconocen es que ellos mismos podrían acceder a estos contenidos al abrirse un perfil en alguna de las redes sociales más populares.
Desde el Centro Europeo contra el Cibercrimen de la Europol, en colaboración con la Asociación Internacional de Líneas en Internet (INHOPE), indican que las redes son la principal herramienta por la que se difunden esa clase de abusos hacia menores de edad. Además, añaden que el 87% de los internautas que distribuyen esos archivos no tienen afán comercial, sino que los ponen a disposición de su comunidad de seguidores.
Un dato que hace aún más dramática esta situación es que el 80% de los infantes hacia los que se cometen esta clase de abusos no llega a los 10 años, tal y como recoge el informe que emite Europol sobre las amenazas del crimen organizado en Internet elaborado con los registros de 2014. INHOPE añade que más de tres cuartas partes de los abusados son niñas y a su vez alerta de que los archivos de pornografía infantil en movimiento no solo aumentan en el número total sino en lo extremo y sádico de sus contenidos.
En España hay una persona que lleva denunciando que en estas plataformas se alojan usuarios que distribuyen archivos en los que menores de edad aparecen en actitudes sexuales o manteniendo relaciones tanto entre ellos como con personas adultas. Marcelino Madrigal es profesional de las TICs desde 1986 y actualmente el responsable de un departamento de I+D+I de la empresa de tecnología más grande española. Por otro lado, inició su cruzada de denuncia y concienciación contra estos delitos virtuales en el año 2009, cuando descubrió que en Windows Live Messenger, una red social de Microsoft, había miles de registros que intercambiaban esos archivos.
“A pesar de las denuncias, Microsoft siempre sostuvo que no había ningún tipo de problema y que no pasaba nada”, declara Madrigal, quien vio cómo en 2012 este servicio ponía fin a su funcionamiento, pero no con él las actividades de intercambio de pornografía infantil a través de estas plataformas. Esta clase de delitos informáticos no solo se cometieron en ese espacio, sino que el trabajo de este investigador revela que redes sociales masivas y populares como Facebook y Twitter también albergan usuarios que consumen o proporcionan pornografía infantil.
Esta lucha no es fácil en absoluto, dado que no solo hay que lidiar con la poca transparencia de las instituciones y la complejidad para acceder a determinada documentación, sino que los propios implicados en el consumo o difusión de pornografía infantil a los que ha ido detectando Madrigal también dificultan esta labor.
Los pedófilos me han amenazado con violar a mi hija»
“Esta gente me ha escrito correos en los que me amenazan y dicen que van a violar a mi hija como siga tocándoles los cojones”, declara resignado, “este es el precio que hay que pagar por intentar parar algo tan grande como esto. Por dar a conocer que hay cuentas que ponen pornografía infantil sin que nadie haga nada al respecto me han llegado a acusar de divulgar imágenes, de ser también de los malos. Incluso escribieron a mi trabajo para que me despidieran por publicar cuentas en las que aparecen imágenes de estas características. Es un disparate”.
Las investigaciones llevadas a cabo por la Comisión Financiera Europea Contra la Explotación Sexual Infantil Online señalan que las redes sociales y los foros cerrados sirven también para facilitar la comunicación directa y la distribución de enlaces entre los integrantes que las conforman. Estos links conducen a contenidos almacenados en hostings de difícil acceso o incluso encriptados, así como a espacios de intercambio de vídeos o fotografías de menores en conductas sexuales.
Pornografía infantil en Twitter y Facebook
En el caso de Twitter, un rastreo incisivo por sus perfiles revela que existen todo tipo de contenidos de esta índole al alcance de los millones de personas registradas. Una de las múltiples cuentas de este tipo actualiza sus publicaciones con imágenes de niñas que son fotografiadas semidesnudas en actitudes sugerentes e incluso mostrando sus genitales. También incluye vídeos en los que un hombre adulto tiene relaciones sexuales con menores de edad.
Una vez se entra en estos timelines queda claro que no son usuarios aislados sino redes que hacen circular archivos con pornografía de niños y adolescentes. Las cuentas hacen retuits a otros usuarios que también llevan a cabo esta misma actividad delictiva, de modo que se nutren las unas a las otras de esta clase de contenidos. Por si fuera poco, los tuits en cuestión pueden recibir hasta 100 “Me gusta” o “Favorito” en apenas unas horas, algo que indica la rapidez con la que esta clase de público, que en algunas cuentas llega a miles de usuarios, aguarda nuevas publicaciones.
La política de Twitter en lo referido a este tipo de pornografía es la siguiente, según explica su Centro de ayuda, en el que se recogen las bases de su funcionamiento y políticas: “En Twitter no toleramos la explotación sexual de menores. Cuando tomamos conocimiento de enlaces a imágenes o contenido que promueven la explotación sexual de menores, estos son retirados del sitio sin previo aviso y reportados al Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados (NCMEC, The National Center for Missing & Exploited Children) y suspendemos de forma permanente las cuentas que promueven o que contienen actualizaciones con enlaces a contenidos relacionados con la explotación sexual de menores”.
Dentro de las herramientas de las que dispone el usuario para denunciar estos casos se encuentra la de reportar, a través de la cual cada perfil puede hacerle llegar a la entidad que una determinada cuenta está obrando inadecuadamente. Este proceso abre una ventana en la que el denunciante va marcando qué faltas percibe que está cometiendo el denunciado y concluye con un “Gracias por informarnos. Si vemos que esta cuenta está violando las reglas de Twitter, tomaremos las medidas oportunas. Mientras, estas son algunas maneras de mejorar tu experiencia en Twitter”, momento en el que permite o bien bloquear o bien silenciar a la cuenta señalada, decisión que ha de tomar el usuario que denuncia.
La experiencia llevada a cabo en este reportaje al detectar una cuenta de esta clase fue la recomendada en estos casos. Tras indicar que las razones obedecen a que “está siendo abusivo o perjudicial”, “participa en acoso o violencia”, ataca “a otras personas” y “es irrespetuoso u ofensivo”, Twitter agradece la información mediante un nuevo cuadro de texto y, en este caso particular, al día siguiente de la denuncia ese usuario ya ha sido eliminado.
Sin embargo, a pesar de esta rápida actuación, el problema es que este perfil tiene ya formada una red de seguidores y cuenta con los archivos fotográficos o audiovisuales en su haber, puesto que los emite. De esta manera, es susceptible de abrir una nueva cuenta libre y gratuitamente y conseguir otra vez que sus varios cientos de usuarios tengan acceso a pornografía infantil. Según INHOPE, el 97% de los contenidos denunciados en redes sociales en 2013 fueron retirados antes de llegar a las 24 horas de la solicitud, si bien el crecimiento del total de perfiles de pornografía infantil revela que a pesar de que estos sean eliminados acaban volviendo a su actividad delictiva creándose otros usuarios.
En cuanto a Facebook, la imagen excesivamente estricta que esta plataforma muestra cuando alguna mujer muestra un pezón en alguna de las fotografías se desvanece al descubrir grupos específicamente creados para que los integrantes puedan contactar entre sí y hacer comentarios relativos a la distribución de archivos. Uno de estos foros de reunión cuenta con más de 900 inquilinos, así que nuevamente son muchas las personas que voluntariamente buscan acceder a esos contenidos y contactan primeramente a través de esa vía.
Son páginas en las que abundan las fotografías de corte sexual o erótico, aunque no tan explícitas ni con imágenes claramente de menores como las que contiene Twitter. “Eliminamos cualquier contenido que incluya amenazas o que promueva la explotación o violencia sexual. Esto incluye la explotación sexual de menores y las agresiones sexuales”, señalan las normas comunitarias de esta plataforma. Para burlar estas bases y evitar el filtro de Facebook los usuarios se limitan a congregarse en esos círculos e intercambiar sus correos electrónicos o teléfonos móviles, servicios a través de los cuales se llevan finalmente a cabo las comunicaciones o los intercambios de archivos.
Una vez sabida la existencia de esta clase de actividades informáticas en las redes sociales el paso natural es el mismo que ante los delitos presenciales: la denuncia. Según las fuentes policiales consultadas que han solicitado el anonimato, “la Unidad de Investigación Tecnológica es quien navega y patrulla por Internet e investiga todo lo presuntamente delictivo con los trámites ordinarios de cualquier delito. Todos aquellos que detecten algo posiblemente delictivo lo pueden mandar haciendo pantallazo para que haya pruebas”.
Mientras INHOPE revela en sus informes que en todo el año 2013 se reportaron más de 1.200.000 casos internacionales de material pornográfico infantil, desde la Policía señalan que el trabajo que se realiza para combatir y detener los delitos de esta índole se lleva a cabo colaborando con grandes empresas como Microsoft, Google, Twitter o Facebook, quienes les remiten aquellos casos que encuentren. Aunque sea en el ámbito virtual, los cuerpos de seguridad operan con mandamientos judiciales y las comisiones rogatorias pertinentes.
Una de las reivindicaciones de Marcelino Madrigal, que ha colaborado en operaciones ejecutadas en Estados Unidos, Reino Unido, México y la propia España, es que las autoridades nacionales no intervienen con la contundencia necesaria para combatir a quienes incurren en esta clase de delitos: “Las actuaciones son siempre locales y cuando el caso es ‘evidentemente’ español. Si alguien denuncia o reporta un caso en Twitter o Facebook que no cumple esto último se limitan a tomar nota y cursarlo al proveedor o a Interpol, donde se almacenan miles de casos que nunca se investigarán”.
Desde las personas entrevistadas de la Policía aseveran que entre Interpol y Europol se ocupan de muchos de los casos de contenidos pedófilos mediante la colaboración internacional, puesto que “esta clase de delincuentes digitales suelen actuar en varios países, así que la colaboración entre los distintos servicios de seguridad es más que fundamental”. Una de las esencias de la democratización de Internet es que los usuarios de todo el planeta quedan conectados, recurso aprovechado por los distribuidores y consumidores de pornografía infantil.
Las fuentes policiales señalan que los procedimientos ejecutados en la búsqueda y detención de estos criminales informáticos tienen que seguir unos trámites reglados, independientemente de que tengan lugar en el ciberespacio. Para sus diferentes pesquisas cuentan con una serie de herramientas y aplicaciones “de ámbito privado” que no revelan para no dar a conocer su método de trabajo.
Según la Europol, la Deep Web alberga los contenidos más sádicos
Sus actuaciones, prosiguen, también recaen sobre la Deep web, un espacio de Internet en el que “muchos pederastas intercambian sus archivos de menores, aunque siempre acaban dejando un rastro que se puede seguir”. En esta línea, la Europol destaca que los contenidos más duros o sádicos suelen intercambiarse a través de este espacio.
Un aspecto en el que coinciden tanto Madrigal como los agentes del orden es en la existencia de unos trámites que pueden ralentizar la actuación de los cuerpos de seguridad. La experiencia de Madrigal le muestra que “de un día para otro esa gente borra sus perfiles, se crean uno nuevo con otro usuario y siguen difundiendo las fotos y los vídeos de los niños”, mientras que los oficiales cuestionados admiten que la burocracia a veces ralentiza el proceso, pero que hay que seguir unos pasos reglados: “la demora es inevitable, pero más tarde o más temprano se acaba pillando al delincuente”.
Estos cibercriminales se apoyan en las nuevas posibilidades que les ofrece la era 2.0, dado que la propia Europol detalla en sus informes que los consumidores de pornografía infantil o los abusadores recurren a las nuevas tecnologías en busca de nuevas vías de intercambio y consumo. Sus estudios plasman que abundan métodos como la creación de videoconferencias a las que solo se accede mediante una invitación privada o la existencia de grupos específicos en las redes sociales para hacerse con pornografía infantil.
“Los delincuentes tienen una forma de actuar, siempre están pensando en evolucionar. En los inicios su modus operandi va cambiando para intentar despistar, pero la Policía se actualiza y se comparten estas informaciones para que las distintas unidades internacionales comuniquen qué delitos se cometen. Los delincuentes son siempre los mismos, se mueven en unos entornos. Tienen un lenguaje y una forma de conectarse, da la sensación de que son muchos porque la comunicación en redes fluye muy rápidamente”, destacan los policías.
Una de las muestras de la capacidad de estos abusadores de crearse identidades distintas y camaleónicas es que uno de los arrestados en 2014 contaba con más de 80 perfiles distintos entre distintas redes sociales, chats de vídeo o direcciones de correo en busca de contactar con menores para poder abusar de ellos o extorsionarlos cuando recibía esos contenidos.
Un futuro poco optimista
A pesar de que oficialmente no hay datos concretos y actualizados que hayan sido publicados en relación a la cantidad de usuarios de redes sociales que distribuyen archivos sexuales infantiles, las entidades internacionales sí que tienen estimaciones que no llegan a ver la luz. Según fuentes de un organismo oficial de seguridad de Estados Unidos que prefieren mantener el anonimato, en este momento hay unos tres millones de perfiles tan solo entre Twitter y Facebook que realizan esta clase de actividad.
Si ya esta cifra es preocupante, hay que reseñar que, a partir de los registros de esta institución, este número multiplica por cinco los que se conocían hace poco más de un año. Mientras crecen los usuarios que diariamente se abren una cuenta en estas plataformas o navegan por el suyo, también se eleva el total de perfiles pedófilos, por mucho que estas redes sociales cuenten con un código de conducta que supuestamente imponen a todo aquel que se registra en ellas.
De cara al futuro, a la Europol le preocupa cómo los niños tienen a su disposición dispositivos móviles capaces de hacer fotografías, grabar vídeos, conectarlos a sus perfiles en redes sociales o hacerles accesibles contenidos sexuales. Con esta situación, y tal y como revelan los números expuestos previamente, es probable que la extorsión sexual y la difusión de contenidos pornográficos de menores siga al alza. Además, la geolocalización que muchos de estos equipos electrónicos ofrecen puede implicar que los abusadores tengan constancia de dónde se encuentran los niños y no solo tengan acceso a ellos virtualmente, sino también en el mundo físico.
Este organismo europeo subraya que nuevas tecnologías como los circuitos cerrados de televisión o los monitores de vigilancia de bebés pueden verse hackeados por redes de abusadores de menores, algo que multiplica la información a la que pueden acceder. Los desarrollos sobre las plataformas de intercambio oculto de contenidos son también nuevos peligros que tendrán que encararse en busca de la protección de los menores y la batalla contra la difusión de estos archivos ofensivos.
Para Marcelino Madrigal, que la cifra de perfiles difusores de pornografía infantil en Twitter y Facebook haya pasado de 600.000 a 3.000.000 en algo más de un año también tiene que ver con los distintos avances de las TICs: “Es un crecimiento brutal, llevo tiempo diciendo que las redes sociales están desbordadas. Los pedófilos han desembarcado en las nuevas aplicaciones de los móviles, están en Whatsapp, Kik, Snapchat…”. “Por allí contactan con otras personas como ellos o incluso se comunican con los menores de edad para pedirles fotos, tratar de ganarse su confianza y al final intentar quedar en persona para abusar de ellos, incluso llegan a ser capaces de viajar de un país a otro si es necesario”, añade.
A raíz de las amenazas que suponen las nuevas capacidades tecnológicas, desde el ámbito europeo y nacional hacen un llamamiento hacia la prevención y la formación de los menores en el entorno de Internet para intentar evitar riesgos. “La Policía da charlas en los colegios para dar a conocer el Plan Director de 2013, por el que intentamos que los chavales también sepan manejarse en la red y no sean víctimas susceptibles de los delincuentes informáticos”, explican las fuentes policiales, que remarcan que es fundamental que los menores denuncien todos aquellos abusos a los que se vean sometidas.
Sin embargo, para Madrigal esta política de prevención no basta, sino que se queda muy corta: “Está muy bien educar a los niños, pero el problema no es que ellos estén más formados o no en las redes sociales, sino que en Twitter o Facebook hay millones de imágenes de pornografía infantil y muchísima gente que las utiliza para acabar forzando a niños”.
Los pedófilos han desembarcado en las aplicaciones móviles»
A su vez, hace un llamamiento para que los padres sean conscientes de que el ordenador o el móvil de sus hijos pueden serles muy peligroso si no hay la seguridad adecuada en ellos: “Si en las calles gusta ver que haya un par de agentes vigilando para que no pase nada, ¿por qué esto no ocurre en las redes? Tenemos que exigir protección también en lo digital, los niños no tienen la culpa de que haya individuos que distribuyan esas imágenes o que puedan amenazarlos. La Policía tiene que ser proactiva e ir a por ellos directamente. Creo que los menores estén en la red no solo no es evitable, sino que incluso sería hasta recomendable. Pero siempre con una educación, supervisión y con todos los actores implicados (padres, proveedores, fuerzas de seguridad e instituciones) protegiéndolos”.
La desinformación española
Al igual que en el plano internacional, en el que los datos oficiales emitidos por las instituciones son difusos, en España también brillan por su ausencia los informes públicos que detallen las detenciones o la información referida a la lucha contra la pornografía infantil en Internet. La última publicación en los Informes sobre Criminalidad anuales que emite el Ministerio del Interior y que habla sobre los abusos a menores o la pornografía infantil corresponde a 2014, sin que la de 2015 haya sido aún ofrecida. Tampoco en los balances trimestrales del año pasado hay referencias a los delitos informáticos relacionados con la tenencia o intercambio de contenidos pedófilos.
En el dossier de 2014 no se incluye cifra indicativa alguna, sino que al final del documento se recoge que los delitos sexuales están tipificados en los artículos 181, 183.1, 183. Bis, 184, 185, 186 y 189. Entre ellos se recogen exhibicionismo, provocación sexual, acoso sexual, abuso sexual, la corrupción de menores o incapacitados, hacer pornografía de menores y delitos de contacto mediante tecnología con menores de 13 años con fines sexuales. Esta última referencia a las tecnologías es la única mención a cómo la informática puede estar implicada en el desarrollo o ejecución de abusos sobre menores.
La legislación española sobre las relaciones sexuales de los menores ha cambiado en los últimos meses. En el BOE del 31 de marzo de 2015 se establece la Ley Orgánica 1/2015 del 30 de marzo, que modifica la Ley Orgánica 10/1995 del Código Penal. En el capítulo XII de estos cambios se establece que “la realización de actos de carácter sexual con menores de dieciséis años será considerada, en todo caso, como un hecho delictivo”. Hasta entonces la edad de consentimiento sexual eran los trece años.
La producción y difusión de pornografía infantil también está penada, así como la asistencia a eventos exhibicionistas o pornográficos en los que participan menores de edad o personas con discapacidades o el uso o adquisición de esta clase de contenidos sexuales. Sin embargo, esta Ley Orgánica añade un principio que puede limitar la capacidad de involucración de usuarios ordinarios para denunciar cuentas o grupos que emitan archivos pornográficos con menores, ya que sanciona a quienes “accedan a sabiendas a este tipo de pornografía por medio de las tecnologías de la información y la comunicación, en la conciencia de que las nuevas tecnologías constituyen una vía principal de acceso a los soportes de la pornografía”.
Madrigal considera que estos obstáculos para poder denunciar se deben a que “no quieren que se haga, este tipo de leyes se deben a la ignorancia del político que promulga esa ley, que argumentará que es para evitar el consumo en streaming, y a las molestias que les causamos quienes estamos siempre denunciando y recordándoles lo que está ocurriendo”. Como en el caso de los menores desprotegidos en Internet, en el que este informático esgrime que hay que garantizar la seguridad en la red además de formar a los niños, la clave es “castigar a quienes distribuyen esos contenidos y se lucran con ello, como Twitter. La clave está en el ‘a sabiendas’. A sabiendas no debería haber nada de esto en las redes”.
Esta queja hacia la actuación política responde a que “solo están ahí cuando les interesa. Se hacen la foto el Día de Internet y luego se olvidan de todo”. Madrigal recuerda que el expresidente Rodríguez Zapatero se preocupó por su causa en relación a lo ocurrido con sus hijas -sus fotos con vestimenta gótica junto a Barack Obama se difundieron por toda la red-, pero que finalmente no se avanzó nada en el intento de controlar las capacidades delictivas que se pueden llevar a cabo en las redes sociales.
La legislación española sobre las relaciones sexuales entre menores cambió en 2015
En cuanto a la última legislatura, en ella ha habido dos comisiones sobre esta materia en el Congreso y en el Senado sin que hayan sido útiles para la causa: “Después de cuatro años oyendo lo que pasaba, pregúntales qué hicieron”. En el discurso de Madrigal de 2013 en el Congreso por solicitud de PSOE y PNV, que se encuentra disponible por escrito en la web personal de este activista, se alertó a la clase política de la importancia de hacer de la red un lugar seguro. “Publicaron las conclusiones, pero de poco sirvieron” es el amargo recuerdo de su autor.
Mientras se ciernen dudas sobre la contundencia de la actuación de las instituciones hacia la difusión de pornografía infantil en redes sociales, la Encuesta sobre hábitos de uso y seguridad de Internet de menores y jóvenes en España correspondiente a 2014 desvela que solo el 62% de los padres comprueba en qué clase de páginas web entran sus hijos. Este tanto porcentual se reduce casi a la mitad en lo referido a los perfiles en las redes sociales, pues apenas uno de cada tres vigila con qué círculos interactúan los menores o qué amigos tienen añadidos a ellos.
Esta aparente escasez de dedicación contrasta con que la principal preocupación de los progenitores españoles hacia la presencia virtual de los menores es que personas extrañas contacten con ellos vía Internet e incluso que puedan sufrir delitos fruto de estos usuarios. Lo que muchas de estas familias desconocen es que hay más de tres millones de perfiles difundiendo archivos de pedofilia infantil que quedan al alcance de los más pequeños y, peor aún, que hay demasiadas personas que pueden intentar comunicarse con sus hijos en busca de abusar sexualmente de ellos.