Los treinta pueden ser vistos como una edad ideal para disfrutar de la vida, del trabajo, de las relaciones en general. Es una década donde se es más independiente y se disfruta mucho más de la sexualidad por la experiencia acumulada; sabes lo que quieres, sabes lo que no, y tengas pareja o no, se supone que disfrutas del sexo y eres más abierto a ello pero, lo cierto es que no todo es tan sencillo, pues llegar a cierta edad implica tener distintas presiones o problemáticas que tienen que ver más con la sociedad o con el entorno que con uno mismo.
Durante los veinte nuestras responsabilidades son estudiar y adentrarnos en el mercado laboral poco a poco, además, es una edad para experimentar y descubrir el camino que se quiere tomar más adelante, pero a los treinta se espera que tu vida sea más estable en cuanto a trabajo, pareja, logros, etc. y son esas expectativas las que provocan que muchos entren en una crisis en la que se replantean si han hecho algo con sus vidas hasta ese punto y si no han logrado todo lo imaginado o completado la larga lista de pendientes autoimpuesta, parece que todo se viene abajo y se llega a sentir una carga tal que puede provocar depresión, confusión o desorientación.
Esta es una parte de la sociedad que vivió cambios constantes a nivel cultural y tecnológico y se enfrentó a diversas crisis económicas que trajeron consigo problemas sociales y menor poder adquisitivo. Es una generación preparada que debería tener mejores trabajos, mayores oportunidades, más seguridad pero, muchas veces, no se llega al nivel de bienestar en el que se encontraban los padres a su edad y eso cala.
Por lo tanto, son personas dedicadas al trabajo en el que invierten gran parte de su tiempo para tener una vida estable y cumplir su lista de expectativas para calmar la crisis que sienten al haber hecho ciertas elecciones porque si se desvían de esa ruta o fracasan en el intento, al parecer, se les va la vida en ello.
Algunos, no desean mayores complicaciones que descansar en casa y ver alguna serie de televisión o salir los fines de semana y olvidarse por unos momentos de sus responsabilidades. Quizás, es que se imponen una alta exigencia por superarse constantemente que les afecta en muchos niveles de su vida como en las relaciones de pareja o en la sexualidad.
Es difícil generalizar sobre cómo se comportan las personas a esa edad a nivel sexual, pero es frecuente escuchar las insatisfacciones que muchos tienen en su vida diaria al buscar una pareja, sobre todo con el boom del uso de apps para ligar donde la mayor parte de las veces quedan decepcionados o el uso de redes sociales para llevar vidas alternas, la real con la pareja y la virtual, en el caso que se presente alguna infidelidad, lo que no quiere decir necesariamente que se acabe el amor, sino que se presentan deseos espontáneos de estar con alguien más, romper la rutina y las exigencias, aunque sea por una noche; probar otra cosa pero sin estar dispuestos a renunciar a su actual pareja.
A los veinte, sobre todo en el caso de las mujeres, se tiene una concepción más romántica sobre la relación de pareja y el sexo; es la época de las idealizaciones, de los sueños y se está en un proceso de autodescubrimiento del cuerpo. A los 30, en cambio, hay una mayor disposición hacia las relaciones sexuales, también existen distintas inquietudes en esa cuestión: obtener más orgasmos, tener una verdadera química sexual con el otro, probar distintas posiciones sexuales, añadir juguetes, hacer realidad las fantasías, ser mejores sexualmente. También hay menos pudor y vergüenza física y se esta dispuesto a hablar abiertamente de lo que gusta o no. Es un momento donde se busca estabilidad, alguien con quien compartir pero sin idealizar, por lo que tener un amor de película ya no es imprescindible, sino tener algún tipo de conexión o cosas en común con otra persona que te hagan sentirte seguro.
Un estudio realizado en 2019 por la empresa de juguetes sexuales, LELO, hecha a más de 10 mil personas de distintos países como España, manifiesta que el rango de edad en el que más sexo se tiene es entre los 30 y 40 años porque es una etapa en la que las personas se conocen más y saben lo que quieren, aunque se considera que, realmente es entre los 50 y 60 cuando se tiene mejor sexo puesto que se deja atrás el estrés sobre la estabilidad y las presiones sociales.
Quizá en este periodo de la vida, hay una especie de fragmentación entre las expectativas formadas como una imagen de lo que se supone que debería ser tu vida, si se compara con la que tuvieron los padres, y la actitud e intereses cada vez más individualistas de la sociedad de sentir una satisfacción instantanea al vivir experiencias diferentes como conocer gente nueva y rehuir al compromiso para no caer en la temida rutina.
Creo que todo es cuestión de las metas y las expectativas que se impone uno en sociedad, pues si no se cumplen a la perfección causan estrés o depresión. No todos vivimos lo mismo a la misma edad, todo depende del contexto y de las elecciones que tomemos y de entender que no tenemos por qué cumplir con todo lo que nos implantamos y construimos dentro de esa burbuja social, sino que estamos en un camino propio donde aprenderemos lecciones diversas para mejorar como personas. Asimismo, no debemos temer caer en una rutina o pensar que aún nos falta conocer más sobre nuestra sexualidad o probar más cosas, porque creo que todo llega a su tiempo, en el momento en que dejemos de forzar las cosas y empecemos a fluir sin importar la edad que tengamos.