El cerebro es la estructura del cuerpo más enigmática en el universo. En él coleccionamos creencias, recuerdos, conocimientos y fantasías sobre la sexualidad. Además ligado a este órgano están los sentimientos y emociones sobre nuestras experiencias sexuales tanto buenas como malas. Es más, el cerebro se considera un órgano sexual, más poderoso incluso que los propios genitales.
De modo que cuando piensas en fantasías sexuales, hablas de sexo con alguien o incluso simplemente susurras algo a tu pareja, provoca que este “lado” del cerebro se active. La sexóloga Sonia Romero afirma que “el cerebro es un órgano de aprendizaje y podemos enseñarle que cada parte de nuestro cuerpo es una zona erógena de sensibilidad, toda nuestra piel, el pelo y el cerebro debe interpretar la estimulación del cuerpo como excitante y esto ayuda a mejorar la calidad de la vida sexual, por esta razón en la fase de excitación se necesita tiempo”.

“Es importante conocer la inteligencia para disfrutar de las relaciones sexuales, concentrarse mientras se recibe el estímulo” asegura la sexóloga. Pero la concentración puede verse entorpecida alejándonos del presente y del placer. Ya que por mucho que te exciten, si mentalmente estás en otra parte o tu cuerpo está estresado, es muy posible que no se disfrute de las relaciones sexuales en su plenitud.
Una lectora asegura que la última vez que tuvo relaciones con su pareja, al estar estresada por exámenes, no logró lubricar de forma natural. Además afirmó que a su pareja en otra ocasión, al estar nervioso con poca estimulación llegó al orgasmo. “Estaba tan nervioso que con dos besitos se corrió”.
Aunque hay casos completamente diferentes como el de esta fuente anónima, “cuando conozco a una chica que me mola o de la que llevo tiempo detrás me suele costar correrme la primera vez por los nervios”. Y como los nervios son tan traicioneros, hay otras situaciones donde las mujeres al estar agitadas, las paredes vaginales se cierran y hace que la entrada del pene sea una tarea bastante difícil.

Hay otras situaciones en las que por agobios en la vida diaria, presiones, mandatos, trabajos… logran que el apetito sexual desaparezca. Cuando las personas no se relacionan de una forma sana con su deseo sexual el temperamento aumenta y las defensas del organismo disminuyen. Creando un distanciamiento físico y emocional con las personas que te rodean. Un estudio de LELO, marca sueca de juguetes eróticos de lujo, afirma que el 37% de la población afirma que su vida sexual es mejorable. Mientras que 1 de cada 10 personas la describe como “aburrida”.
Pero no todo reside en los nervios, el estrés, ansiedad… sino también la propia imagen que tenemos de nosotros. Una fuente cercana asegura que las primeras veces que tuvo relaciones con su anterior pareja no se quitó la camiseta por miedo a que a la otra persona no le gustase su cuerpo. Como consecuencia no logró llegar al orgasmo hasta que tuvo confianza con él.
Desde El Sexo Mandamiento te recomendamos que intentes dejar las presiones fuera de la cama, ya que es de los pocos momentos en nuestro día a día que nos podemos relajar acompañados y de una forma divertida. Pero sobre todo la comunicación, es esencial no sólo para describir lo que nos gusta y lo que no, sino que también para hablar de nuestras emociones y cómo nos hacen sentir. ¡La vida es muy corta como para no disfrutar del sexo!