Dentro de un mundo en el que está a la orden del día la tiranía de la belleza, la lencería es un complemento erótico y sexual que ayuda a que nos sintamos mucho mejor al mostrar nuestros cuerpos semidesnudos a nuestros amantes. Y es que la lencería no es solo una cuestión para las mujeres, los hombres también se ven muy sexys con ella.
Vestidos, maquillajes, peinados, cremas, perfumes… cada uno de estos complementos se eligen según el estado de ánimo con el que nos hayamos despertado ese día. Sin embargo, potenciar nuestras mejores cualidades físicas con cada uno de ellos puede hacer que nuestro humor cambie y aumente nuestro bienestar personal. Pues al igual que pasa en el día a día, a la hora de potenciar el deseo sexual hay diferentes técnicas que pueden provocar mucho deseo en nuestro amante: una barra de labio carmín o una prenda que deje entrever tus portentos.
Son muchas las pruebas del fenómeno “lingerie”. Hace unos años, la doctora de la Universidad de Sussex, Rachel Wood, reveló en su estudio “Lencería y feminidad” que nuestra actitud cambia con la ropa interior que usemos, haciendo que nuestros movimientos y sentimientos sean diferentes”. Además, científicos de Manchester descubrieron la relación directa entre usar sujetadores “push up” y la autoestima de las mujeres. En un experimento con un grupo de mujeres de entre 20 y 55 años, se comprobó que la actitud de las mismas cambiaba en los diferentes escenarios cotidianos según si llevaban lencería que aumenta el busto o si llevaban ropa interior “de diario”.
En este último estudio, además, se notó que, con el uso de la ropa interior convencional, se disminuía el lenguaje corporal (ruptura del contacto visual y tocamientos de cara y rostro), lo que denota una falta de confianza. Por el contrario, aquellas que llevaban prendas “push up” mostraban un comportamiento muy seguro (sonrisas).
En el Reino Unido también se han llevado a cabo investigaciones, de la mano de la Universidad de Leicester, en la que se demuestra que la ropa interior es un componente vital del aspecto visible de las mujeres. Esto es así por que las pequeñas prendas “reafirman la indumentaria exterior y aspecto general de la mujer, generando sensaciones y sentimientos de seguridad”.
Las participantes de este estudio describían las diferentes experiencias de cómo su ropa interior les reafirmaba en muchos de los papeles que desempeñan cada día. Ellas afirmaban que, aunque solo fueran actividades rutinarias de su día a día, el “trabajo corporal” que aportaba la lencería les hacía experimentar y estimular diferentes sensaciones. De esta manera, aseveraban que las bragas y sujetadores podrían convertirse en una herramienta de expresión y en una fuente de transmisión de sensaciones entre el cuerpo y la sexualidad.
Los hombres no son indiferentes a las prendas de lencería femenina. De hecho, es la pareja quien disfruta también de la ropa interior. Ellos perciben ese cambio de actitud cuando te ven con prendas glamourosas. El satén, los brillos, el encaje y el strass pueden causar estragos muy perversos en la imaginación masculina. Por tanto, es un hecho científicamente probado el de que la lencería potencia la libido dentro de las actividades sexuales de la pareja, ya que tiene el poder de transportaros a un mundo mágico donde cualquier fantasía tiene cabida.
Así que, si quieres desatar la pasión de tu amante, ya estás tardando en renovar tu ropa interior y optar por la belleza de la lencería.